lunes, 18 de abril de 2011

Mundo Deportivo.(Griezmann, el niño ya es un hombre)


El francés, pese a ser el más joven de la plantilla, tiró del carro y decidió el encuentro con sus dos goles.

El de ayer era uno de esos partidos clave. De los que marcan una trayectoria. De los que requieren de los genios. De los que se deben jugar al límite. De los que exigen la asunción de responsabilidades por parte de los jugadores. De los que se deben jugar con los veteranos. De los que no se pueden perdonar. Pero da la sensación de que la Real tiene un joven con hechuras de veterano. Un futbolista con el carácter necesario para echarse el equipo a sus espaldas pese a que otros muchos deberían haber tomado esa responsabilidad mucho antes que él.

Es francés, canterano y se llama Antoine Griezmann. El galo tuvo los arrestos de, a sus 20 añitos, tirar de un equipo en el que había gente que ya era profesional cuando el '7' txuri urdin hacía su Primera Comunión. Y ayer, el de Macon, demostró que ya es un hombre donde sólo se agigantan los cracks y se ven las miserias de los débiles. La última joya de Zubieta no pertenece a este último grupo y ayer, en el encuentro calificado por muchos como el más importante de la temporada, no sólo dio el do de pecho sino que decidió el partido con dos goles. Pero, más allá de la incuestionable importancia de los dos tantos que marcó, el galo hizo un partido soberbio.

Corrió, nunca se escondió, robó, condujo, se hartó de intentar centros desde la izquierda y, al final, en vez de en forma de asistencia, encontró el premio convertido en gol. El primero, tras un movimiento magistral que hizo mejor el centro de Xabi Prieto. El segundo, con esa pequeña dosis de fortuna que siempre acompaña a cracks. A esos futbolistas que nacen con estrella.

Pero por el camino Antoine Griezmann dejó muchas más cosas. Sobre todo, dejó la sensación de que ya no necesita más horas de cocción. De que ya forma parte de la elite. De ese estrecho círculo en el que sólo están los elegidos.

Su actuación tocó techo en los minutos finales, ya después de haberse convertido en el héroe al haber marcado los dostantos de la tarde. Con el equipo defendiendo como buenamente podía -mal, rematadamente mal-, Griezmann se remangó, se puso el mono de trabajo y se dedicó a apretar con todo el alma al Sporting de Gijón. Llegó a recuperar seis balones, muchos de ellos en esos minutos finales. Eligió bien cuando el balón pasó por sus botas e incluso pudo hacer el tercero si un centro de Sutil desde la izquierda no se le hubiera quedado un poco atrás.

En cualquier caso, los dos tantos anotados ayer le sirvieron para convertirse en el 'Pichichi' de la Real, tras superar con su séptimo gol de la campaña a Tamudo y Xabi Prieto. El duelo de ayer le sirvió también para confirmar que siempre aparece en los momentos clave.

La pasada campaña, en los encuentros ante el Villarrea B, el Cádiz y el Celta dio cinco asistencias y provocó un penalti. Este año, en la gran final disputada hasta el momento, ha marcado dos goles. Como los grandes, ha aparecido en los grandes momentos.

Con un guarda jurado

Se puede decir que el segundo gol de Griezmann fue el más importante que ha marcado en su corta carrera. Y decidió celebrarlo con un guarda jurado que estaba en la pista de atletismo. Tras hacer el segundo, Antoine saltó la valla publicitaria y pasó a las pistas de atletismo, donde abrazó a un guarda jurado y posó como si le tuvieran que sacar la clásica foto turística. El francés volvió a sorprender con su celebración.

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